El Son Cubano en 100 Voces: Una Apuesta Monumental por la Memoria Musical







 En una época donde la música se consume a la velocidad de un clic, un ambicioso proyecto se ha propuesto un desafío que va en contra de la corriente: rescatar, documentar y grabar 100 sones cubanos seleccionados por el pueblo.





No se trata solo de un disco, sino de un manifiesto cultural que busca elevar al son a la categoría de patrimonio vivo de la humanidad.





De los Estudios a la Raíz
El equipo de producción, compuesto por investigadores, músicos y portadores de tradición, tomó una decisión radical: abandonar los estudios de grabación de La Habana para adentrarse en el Oriente de la isla.





Recorriendo zonas como la Sierra Maestra, Guantánamo, Baracoa y Manzanillo, buscaron el origen genuino del género. En este viaje, la autenticidad se encontró en los bohíos, cafetales y guateques campesinos, donde familias han mantenido viva la tradición musical de generación en generación.





Los micrófonos y cámaras capturaron no solo la música, sino también el proceso orgánico de su creación, desde la fabricación artesanal de un bongó de monte o una botija de barro hasta las improvisaciones poéticas. Como expresó el legendario Cándido Fabré, el son es "el sol que ilumina mi garganta".





El Son: Un Espejo de la Identidad Cubana
Este proyecto no solo rescata canciones, sino que reivindica la compleja identidad del son. La investigación confirma que el género no tiene un origen único, sino que es el resultado de un mestizaje cultural: una fusión de ritmos africanos bantú, melodías hispánicas y adaptaciones caribeñas.





De esta mezcla, emerge un estilo que logra un sofisticado equilibrio entre melodía, ritmo y timbre.





Un entrevistado lo resume a la perfección:
"Mientras haya un cubano en Cuba, el son vivirá". Lo que distingue a esta iniciativa es su método democrático. A través de más de 500 entrevistas, fue el propio pueblo, y no una élite musicológica, quien eligió los 100 sones.





El resultado es un álbum que es un reflejo de la sociedad cubana, con una diversidad que incluye guarachas satíricas, nengones serranos, changüíes autónomos y piezas urbanas que dialogan con el campo.





Un “Buena Vista Social Club” para el Futuro
Esta monumental producción tiene el potencial de generar un impacto cultural comparable al de Buena Vista Social Club en los años 90. Sin embargo, su apuesta es más audaz: en lugar de revivir figuras icónicas, el proyecto se enfoca en visibilizar a los portadores anónimos que han mantenido vivo el legado del son.





Con 15 días de rodaje en el Oriente ya completados, el proyecto avanza hacia sus fases finales de grabación en La Habana. El resultado será un documental y un álbum de cinco volúmenes, destinados a convertirse en una pieza de culto para melómanos, académicos y amantes de la cultura.





Más allá de la industria musical, esta iniciativa es una declaración sobre la revalorización del patrimonio inmaterial. En un mundo de lo efímero, los 100 sones cubanos ofrecen algo que perdura: memoria, permanencia y la auténtica raíz de una nación.

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